Leer la forma en la que escribe José Luis Castillejos me
inspiró para crear esta nueva entrada en donde
describo lo que es Chiapas para mí, lo que en realidad significa para
Gina.
Refugiada en un andar descalza con los pies cansados pero
con ganas de seguir con el recorrido y la mente en blanco, caminar sabiendo el rumbo
que tengo, no me pierdo, no existe esa posibilidad, caminar sonriéndole a la
gente, y después correr porque ya quiero llegar a San Francisco, y todo conozco
de esas piedras y esas calles y esas voces que se escuchan, los pasos que mis pies
dan, no me confundí en realidad era yo, todo pasa todo viene, todo se va.
El cerrillo, lugar mágico de mi ciudad no es una sola son
muchas a la vez unidas por el calor de los coletos. Quiero un chayote hervido,
quiero un elote calientito, quiero un atole de piña, esa es mi costumbre en las
tardecitas con mi mamita, abrazarla y sentarme en la orilla de la puerta para
ver quien pasa y como diría mi mamá Mechita (mi abuelita) “hijita veamos quien
sube y quien baja por nuestros rumbos” y platicar placenteramente con ella a su
lado es como sentir el amor de todos mis seres queridos a la vez, es como
sentir a mi abuelito a mi lado dándole ese atolito de cerezas que tanto le
gustaba y luego quitárselo porque se me antojaba.
San Cristóbal es ese lugar mágico que a mi me regala
momentos de felicidad con las personas que amo, recuerdos y anécdotas que nunca
olvidaré. Sentir el frío de mi pueblo mágico tan amado es tan rico como un
helado que se derrite y no quieres que se derrame ni tantito. Te amo porque le
das resguardo a mi gente, te amo porque me regalas paisajes bellos y agua
cristalina y pura, te amo porque me viste crecer. Ya me has quitado lágrimas porque
estoy lejos de ti, pero probablemente regresaré a disfrutar de tus calles
empedradas, de tu frío, de tu ambiente tan cálido, disfrutar de esa seguridad
que siento al caminarte, de tu tranquilidad, del sonido del viento que
claramente puedo escuchar, del eco, del cobijo.
Cuida bien a mi querida familia, a la viejita que veía todas
las tardes pasar por la dulcería, al dueño
de la pastelería el ranchito, a Víctor que en realidad era Panchito un niño alegre,
a la señora de los tamales, pero sobre todo permítenos siempre ver a tus
montañas verdosas y tus ríos de agua cristalina reflejando el cielo azul!
me gusto mucho pero no te vuelvas tan repetitiva en tus oraciones, trata de darle un giro al texto en cada párrafo, todo fue casi del mismo estilo.
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